26 mar 2009

G-20: "Cambiar un poco para que nada cambie"



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La próxima reunión del G-20 que se celebrará en Londres aumentará el poder de los organismos supervisores, lanzará un mensaje planetario de defensa del intervencionismo del sector público en la economía y mandará a los defensores del mercado libre al ostracismo. Llama la atención que el país que avise sobre este error
sea Rusia, la cuna del comunismo. Esta explicación intenta decirnos que "el sistema capitalista "no es culpable". Los culpables son los "mecanismos de control" y las "personas" que fallan. loultimoenpolitica.blogspot.com lo pone en conocimiento de nuestros lectores para que no sean engañados por este sutil matiz, pero que apuesta a la vieja máxima del "gatopardísmo". "Cambiar un poco para que nada cambie" el "camaleonísmo político" "más y mejor capitalismo" "los camajanes del norte".

Foto: Camaleón o Camaján: Es un reptil que cambia de colores según la ocasión. Adopta el color del camuflaje del momento, debido a la regulación de la temperatura y también en base a sus relaciones sociales: para protejerse de un enemigo; o también para esconderse de su presa, a la que busca atrapar. Hay más de 80 especies distintas. Nunca nadie dijo que fueran de signo identificatorio capitalista; y si nadie lo dice, pues, lo diremos nosotros.

La explicación:
Los nuevos gurús de la teoría economía serán keynesianos como el reciente Nobel Paul Krugman y aumentará la discrecionalidad de los Gobiernos para planificar la administración de los recursos, nacionalizando los sectores que se estime necesario y permitiendo aumentar los déficit públicos que, en último término, serán financiados mediante subidas de impuestos. (Privatizan las ganancias y socializan las pérdidas)

Este escenario se logrará gracias a la demonización del mercado, atribuyéndole todas las maldades posibles y haciéndolo responsable de la crisis financiera, aunque este enfoque sea incorrecto y, en muchos casos, defendido por autoridades que han sido las verdaderas responsables de las burbujas en el precio de los activos. Y esto ha ocurrido bajo el amparo de las leyes, aunque los políticos que han operado al margen de las normas han visto como les ha salpicado la corrupción, especialmente a los elegidos por el presidente Obama para su "cambio democrático". (Intentan decirnos que el capitalismo es bueno; las que fallan son las personas)

Hasta ahora que el Congreso de EEUU rechazó elevar el colchón de los bancos para afrontar las crisis, que el organismo supervisor de los mercados bursátiles (SEC, en sus siglas en inglés) conocía el fraude de Bernard Madoff desde 1999 y que las hipotecarias estatales Fannie Mae y Freddie Mac inflaron el valor de las cedulas hipotecarias, incrementaron sus beneficios más de un 80% y, meses después, se declararon en quiebra.

Además de explicar cómo los Bancos Centrales han mantenido los tipos de interés artificialmente bajos, favoreciendo la expansión crediticia sin un respaldo de ahorro voluntario real y favoreciendo que se realizaran inversiones ineficientes. No hay que olvidar que el tipo de interés es el precio del dinero y que es fijado por una autoridad pública, siendo el sector financiero un sector en el que el precio de equilibrio lo fija un organismo, no el mercado. (Aquí queda especialmente claro que es el Sistema el culpable, por corrupto y putrefacto).

Pues bien, ahora sabemos que la SEC dio privilegios a los bancos de inversión para que triplicaran su apalancamiento (deuda) a partir de 2004, factor indispensable para que se produjera la crisis crediticia. Estas cinco entidades han quebrado y han sido nacionalizadas.


En concreto, se trataba de Goldman Sachs, Merril Lynch, Lehman Brothers, Bearn Stearns y Morgan Stanley. Estos bancos de inversión solicitaron a la SEC que les permitiera violar con total impunidad los criterios de capital vigentes, con el objeto de poder prestar más dinero sin que existiera un respaldo de activos en sus balances. (Cómo se llama esto si no es un Sistema corrupto?)

Claro que entonces (en 2004) los tiempos eran "buenos". Tanto, que los grandes bancos de inversión pidieron una exención sobre los límites de deuda que podían realizar. De esa manera, liberarían billones de dólares que podrían ser usados para invertir en productos derivados.

Casualmente, Henry Paulson era consejero delegado de Goldman Sachs. En 2006, dejó la compañía para convertirse en secretario del Tesoro bajo la Administración Bush. La legislación fue aprobada en la SEC por unanimidad. Se defendía que las viejas reglas fueron diseñadas pensando en los malos tiempos, para proveer cobertura en caso de que algo saliera mal.

En aquella época algunos consideraban que los ciclos económicos habían dejado de existir y que sólo se podía crecer. Esta visión era consecuencia de una falta de conocimiento de la teoría austriaca del ciclo económico, que es la única que estudia y certifica la importancia del capital. Los monetaristas y keynesianos analizan el capital como un ente abstracto, mediante una foto fija, que no aporta información para prever la evolución económica, las crisis y las recesión.

Por otra parte, la nueva legislación adoptada por la SEC implicaba también que, para la valoración de los riesgos de la inversión, se tomaría en cuenta los modelos matemáticos de la propia firma. Esto significaba básicamente que la agencia renunciaba a su papel de supervisor, generando una externalización (outsourcing) en la evaluación de los riesgos hacia las mismas firmas de inversión.

Los bancos de inversión tomaron ventaja de las nuevas reglas y los índices de apalancamiento crecieron en las grandes entidades. Por poner solo un ejemplo, en Bearn Stearns, el cociente de apalancamiento se disparó hasta a 33. Es decir, la firma requería un dólar por cada 33 dólares de deuda.

La SEC tomó una decisión que tendría consecuencias nefastas y que fue el germen de la crisis financiera actual.

Con estos antecedentes sorprenden las declaraciones efectuadas por Lee Pickard, cargo directivo de la SEC que admite sin tapujos que “las pérdidas en las que han incurrido Bearn Stearns y otros bancos de inversión no fueron causadas por rumores o una crisis de confianza, sino por los inadecuados ratios de capital y la escasez de reservas, que les obligó a incurrir en un endeudamiento masivo”. Si lo sabían ¿por qué no lo evitaron?

El Intento es bueno!!! pero no nos engañan. No se puede engañar tanto tiempo a tanta gente. O sí?

Roubini tampoco cree en el plan de Obama-Geithner

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Nouriel Roubini, profesor de la New York University y famoso por haber anticipado la crisis, se ha sumado a otras voces y ha criticado el plan de Geithner. Según él, no evitará que algunas firmas financieras sean nacionalizadas, ya que no será suficiente para que algunos bancos vuelvan a ser solventes. Sin embargo, no ha querido dar nombres.

"Algunos bancos van a tener que ser nacionalizados y el plan no sirve para ellos", declaró Roubini en una entrevista con Bloomberg Television.

En cuanto al último rebote de Wall Street, el profesor cree que no será sostenible ya que la economía estadounidense seguirá contrayéndose este año y los inversores comenzarán a "discriminar" entre las entidades financieras solventes y las insolventes.

"La gente se va a sorprender negativamente" añadió Roubini. Ahora mismo, el gobierno está llevando a cabo test de estrés en los bancos para determinar cuánto capital necesitan. Roubini cree que una vez que se completen, será evidente que algunos tendrán que ser intervenidos y se separarán los activos buenos de los malos antes de que vuelvan a manos privadas.

Nouriel Roubini calcula que las pérdidas derivadas de préstamos y títulos alcanzarán los 3,6 billones en Estados Unidos, incluyendo depreciaciones de 10,84 billones de dólares en titulizaciones y 12,37 billones en créditos sin titulizar.

Además, con "las fuerzas deflacionistas" persistiendo durante al menos tres años, Roubini cree que los rendimientos de los bonos del tesoro permanecerán relativamente bajos y que los precios de la vivienda podrían caer hasta un 20% más en los próximos 18 meses. También cree que aunque el dólar se beneficiará de que los inversores estén buscando refugios seguros, finalmente caerá por que el déficit comercial de Estados Unidos se reducirá.

Roubini concluye que la necesidad de los gobiernos de emitir más deuda pública para financiar sus paquetes de estímulo pone en riesgo los ratings de la deuda de más países y el fracaso de más subastas, como le pasó ayer al Reino Unido

EEUU: Congreso puede rechazar el Plan Obama de "rescate tóxico"

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Parece que en los últimos días el deporte internacional (vivimos en un mundo global) ha sido poner en duda el nuevo plan de rescate bancario de EEUU. Premios Nobel, analistas, políticos, comentaristas, etc. han llegado a decir que es una tomadura de pelo, o que supone tirar miles de millones más a la basura; como mínimo, que aunque la idea es buena, no va a funcionar.


Y eso que se trata del plan más serio y con mejor pinta de los presentados hasta ahora; al menos, el único que ofrece una solución que puede ser definitiva. Si funciona, claro.

Pero a esta avalancha de críticas hay que sumar un peligro más importante que puede hacer que el plan ni siquiera vea la luz: que lo rechace el Congreso de EEUU. Recuerden que el anterior secretario del Tesoro, Paulson, tuvo que pasar la pena negra para que le aprobasen el suyo, el famoso TARP.

¿Por qué iba a rechazar ahora el Congreso el plan? Como argumentos, tiene las principales críticas vertidas sobre el mismo: que los activos tóxicos no lo son por la iliquidez del mercado o la irracionalidad de los inversores, sino por la morosidad de los créditos subyacentes; que la solución a los problemas creados por el exceso de apalancamiento no se resuelven con más apalancamiento; o que no establece a qué precio deben comprarse esos activos a los bancos.

Pero el verdadero escollo es que el plan basa su éxito en alinear los intereses del sector privado y el público, y eso es algo casi imposible por definición. Los poderes públicos quieren solucionar el problema sin quedarse atrapados en los restos humeantes del naufragio de bancos enormes y enormemente complicados. Eso requiere comprar los activos de las firmas con problemas rápidamente y al precio más alto posible.

Por el contrario, los inversores privados quieren ganar dinero. Y la mejor forma de conseguirlo es retrasar las compras para hacer bajar los precios, y hacer que el Gobierno cargue con la mayor parte de las pérdidas posible. La zanahoria que ofrece Obama a los inversores es la posibilidad de grandes beneficios gracias a las garantías gubernamentales y a una aportación igualitaria de capital entre el sector público y el privado. El problema es que el Congreso ha demonizado al sector bancario y ha aprobado la expropiación a posteriori de sus bonus.

Para que el plan funcione, el Gobierno tiene que crear grandes expectativas de ganancia y buscar en los lugares donde todavía hay dinero disponible, como los fondos soberanos. Si tiene éxito, es posible que el Congreso llame a declarar a los que se beneficien de esta operativa e incluso que trate de quedarse con una parte.

Si no atrae inversores, fustigará a los bancos

Y si la zanahoria no funciona, tendrá que usar el palo: recuerden que 19 de los mayores bancos han sido sometidos a pruebas de estrés para comprobar su situación de capital. Vincent Reinhart opina en el Wall Street Journal que el objetivo de estas pruebas no es el declarado, sino servir de excusa a los reguladores para que el regulador imponga al sector nuevas inyecciones de capital, fusiones forzosas y otras soluciones para sanear sus balances. Lógicamente, esta amenaza hace que a los banqueros les interese mucho atraer capital privado para que compre sus activos, y eso significa que bajarán los precios lo que sea necesario.

Sea como fuere, el ciudadano americano no parece dispuesto a aceptar que su Gobierno tenga que asumir grandes pérdidas para relanzar los mercados financieros. Y mucho menos aceptar que los hedge funds, los vehículos más demonizados al ser considerados culpables del desplome de los mercados (aparte de ser caldo de cultivo para fraudes como el de Madoff), van a ganar mucho dinero con este plan porque el Gobierno necesita atraer su dinero si quiere salvar a la banca. Atentos al paso del plan por el Congreso, porque puede morir allí.

Más dinero para columna vertebral económica del Imperio


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El equipo de Obama encargado de reestructurar el sector automovilístico está preparado para prestar más dinero a General Motors y Chrysler, según publica hoy el diario The Wall Street Journal.

El rotativo, que dice que la administración no quiere la bancarrota de las compañías, señala que ambas compañías han pedido 22.000 millones de dólares más, incluidos 9.000 para el segundo trimestre.

Además, a pesar de las críticas a las compañías, se espera que el equipo diga que ve a ambas compañías viables y que podrán salir adelante con sacrificios de los directivos, sindicatos y los tenedores de bonos.

Obama y..."el camino al infierno"


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La presidencia checa de la Unión, encarnada en el dimisionario primer ministro Mirek Topolanek, violó ayer toda consideración diplomática y plantó inesperadamente cara a la estrategia de Barak Obama contra la crisis. Topolanek aseguró ante el Parlamento Europeo que el paquete de medidas concebido por EE UU es "el camino al infierno".


Aunque en checo la expresión tiene menos carga de la que adquiere en otras lenguas, incluido el inglés de Obama, Topolanek dejó bien claro lo que piensa: "El mayor éxito de la UE es la negativa a ir por esa vía". En sus notas figuraba una expresión que se ajusta más a "camino al desastre". En su comparencia ante la Eurocámara para comentar los resultados del Consejo Europeo de la semana pasada, que discutió la estrategia a seguir ante la crisis y con qué voz acudir a la reunión del G-20 de Londres, Topolanek celebró que la UE hubiera decidido no seguir la senda marcada por Obama. "Los norteamericanos necesitarán liquidez para financiar todas sus medidas y las financiarán con la venta de bonos. Ello socavará la estabilidad de los mercados financieros internacionales", aseguró. "Estados Unidos repite los errores de los años treinta, como las tendencias proteccionistas, la campaña a favor del Compre productos estadounidenses, etcétera".

Hasta ahora había habido resistencias a seguir las indicaciones de Washington, pero sin emplear un lenguaje tan nítido. Topolanek, un liberal de la vieja escuela en lo económico, recela del intervencionismo socialdemócrata de Obama y de sus afines, como el británico Gordon Brown.

Al alemán Martin Shultz, líder de los socialistas en la Eurocámara, que tanto confían en Obama, le chocó que se atacara la magia del presidente norteamericano. "Usted no representa en esto al Consejo [Europeo], se representa a sí mismo". El choque casi llegó a mayores, evitadas porque Topolanek dijo que no iba a caer en provocaciones verbales, como cayera hace unos años Silvio Berlusconi ante el mismo Shultz.

El choque ideológico izquierda-derecha se produce en medio de la incomodidad institucional creada por una presidencia checa de por si complicada con el euroescepticismo de Václav Klaus y aún más devaluada por la derrota parlamentaria de Topolanek. Hay muchas cosas en juego, la más inminente la ratificación en Praga del Tratado de Lisboa, pendiente de su aprobación por el Senado checo.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, tuvo que ponerse de rodillas ante un Topolanek que había hecho saber hace días que si él caía su partido bloquearía la ratificación. "Pedimos a todos los dirigentes políticos checos que no tomen como rehén el Tratado de Lisboa", imploró Barroso. "Espero que no se utilice la política interna para poner en tela de juicio el tratado".

En la República Checa, izquierda y derecha han elegido el Tratado de Lisboa y el escudo antimisiles acordado por Topolanek con George Bush como campos de batalla en los que no hacer prisioneros. A la negativa de la izquierda a aceptar el acuerdo sobre misiles -que Obama tampoco termina de ver claro, en contra de los deseos de Topolanek- responde la derecha negándose a aceptar Lisboa.

El tratado, precisamente, acaba con las presidencias semestrales y rotatorias de la UE y establece una fija, que encarnaría una personalidad de calado que se convertiría en el rostro de la UE ante el mundo. Nicolas Sarkozy, que demostró en el anterior semestre de lo que puede ser capaz un presidente con lo que hay que tener, insistió en la urgente necesidad de aprobar Lisboa para ordenar las cosas en la UE.

De momento, la Unión está sumida en el esperpento: exabruptos verbales como los de Topolanek y un presidente de turno al que no quieren ni en su país que representa a los Veintisiete en la cumbre del G-20 y que hará de anfitrión del Obama-camino-del-infierno en la cumbre de la Unión con EE UU el 5 de abril en Praga.